2007-11-28

La brecha digital


El analfabetismo, quien resulto no solamente de la inigualdad social, si no también de una consecuencia inevitable de la invención de la imprenta hace cinco siglos se queda hoy con billones de seres humanos deshabilitados porque no saben leer y escribir. En una civilización oral esa desigualdad no ocurrió nunca.

Con la invención de las tecnologías digitales nos movemos, se podría decir, hacia una nueva era de comunicación multimedia muy semejante a la tradición oral primitiva. Es una comunicación plurisensorial. Y además entramos en una civilización con memoria cultural más frágil – es una paradoja – por su dependencia con los progresos de la tecnología y de los programas informáticos.

Más sofisticada se volvió la tecnología de la memoria artificial, mas rápidamente se volvió vieja, frágil y se pierde.

La brecha digital no es solamente una zanja que separa a los países ricos del Norte y los pobres del Sur en el desarrollo tecnocientífico y el acceso a las herramientas nuevas. Sí, es eso, pero es mucho más. Se debe ante todo entender como una brecha de civilización, que marca el fin del clasicismo, del racionalismo binario, del pensamiento lineal fundado en el tiempo del Quattrocento, y los primeros pasos en la Edad Digital. Esa nueva cosmogonía favorece un pensamiento en arabesco, las lógicas flojas, el principio de indeterminación, las leyes del caos, entonces una nueva imagen del mundo basada sobre algoritmos y computación. Se trata de un cambio que parece soft, pacifico, pero que es radical y muy extensivo. ¡Radical! Pues cambia nuestras estructuras de pensamiento – si, es posible, come lo subraya Marshall McLuhan, que una tecnología cambie nuestro cerebro y nuestra sensibilidad! -, y es muy extensiva. Cambia todo el caleidoscopio de nuestras actividades humanas, no solamente la ciencia, pero también la economía, la vida privada, la cultura, incluyendo el diseño arquitectónico e industrial!

Lo digital nos permite desarrollar un poder tecnológico de creación considerable. No hablo de un progreso estético, tampoco de un incremento de la inteligencia, sino de la posibilidad de dibujar una forma en tres dimensiones inmediatamente, de modificar sus características, sus colores, su textura, sus volúmenes en minutos y finalmente de elegir el diseño que nos interese más a partir de un conocimiento de otras posibilidades.

Un creador tradicional usando una pluma no podría hacerlo sin dedicar horas y horas fastidiosas a dibujar las otras posibles versiones. El diseño disfruta entonces no sólo un poder inédito de investigación muy poderosa y rápida, sino también un poder de decisión mucho más asegurado.

Y más que eso con lo digital, el creador es capaz de integrar el nuevo objeto – un vaso o un edificio, o un detalle en una captación fotográfica realista del medio ambiente, para mejorar su evaluación de los rasgos distintos, originales, o de su posible integración en el mundo real de una ciudad o de una mesa de comida, etc.

El creador puede trabajar a distancia sobre el mismo proyecto con colegas en otras ciudades, dibujar en tiempo real y discutir del resultado. También puede mandar al cliente a distancia imágenes, bosquejos, una seria de varias opciones, entender sus reacciones y comentarios en tiempo, antes que dedicar una noche de urgencia para finalizar propuestas visuales.

Claro que ese diseño virtual vale tanto como un modelo tradicional con madera, papel, yeso, etc, pero vale mucho más por eso que se constituye en archivos digitales capaz de traducción algorítmica en instrucciones de producción industrial automática con los robotes de manufactura.

Por eso esas nuevas herramientas digitales producen una brecha decisiva entre un team de producción que utiliza computadoras y software sofisticados, y un taller tradicional. Lo que vale para la investigación y la construcción del objeto científico, vale tanto para la creación y el grafismo visual, como para el diseño industrial o arquitectónico, o urbanístico.

Esas profesiones conocen una evolución radical, lo que realmente constituye un progreso de las herramientas de creación. Claro que el poder del programa no nos asegura el éxito final. No vamos a hablar de un diseño digital sin creación y talentos humanos, tampoco de una escuela sin profesores. Sería una utopía estúpida, pensar que el computador o el programa puede ser el artista. Pero se trata de un dispositivo aumentado de creación, de investigación asistida por computador y software.

Un riesgo se presenta, pues los programas proponen librerías de soluciones preprogramadas para los diferentes problemas posibles; proponen lenguajes ready made seductores, cuando se trataría mas de inventar nuevas ideas.

Para decirlo en una palabra, esa brecha digital se puede caracterizar como nueva flexibilidad. Flexibilidad no solamente en la investigación, en los métodos de creación y de intercambio entre los creadores mismos y entre ellos y los clientes, sino también en los estilos, en la audacia estética. Y en eso veo lo más importante. Lo que permite una evolución estética en relación con la nueva imaginen del mundo, su estructura, su sensibilidad, su interpretación filosófica y finalmente social.

En esa brecha digital del campo estético se encuentra ya el Postmodernismo, en el estilo híbrido del cortado-pegado de secuencias mezcladas de varios estilos, de varias culturas, de varias épocas, de varios materiales. El software de tratamiento de texto vale como paradigma de nuestro nuevo pensamiento, de nuestra sensibilidad contemporánea. Esa estética híbrida refleja una conciencia actualizada de la mundialización y de los encuentros de culturas muy diversas.

Otro rasgo de la creación de hoy es sin duda la flexibilidad en las formas. Podemos subrayar en varios edificios emblemáticos actuales, como el museo de Bilbao, pero también en puentes audaces el abandono de la geometría octogonal y lineal a favor de formas y volúmenes en arabescos, desafíos en la gravedad, la celebración formal de la ruptura, del desequilibrio, de la discontinuidad. Esos nuevos paradigmas del espíritu humano expresan claramente la liberación ¿post racional? de nuestra creatividad permitida por la nueva flexibilidad digital. De ella resulta la celebración de la innovación humana como nueva esperanza, nueva creencia humana en el futuro prometeano. Entramos en una edad de inteligencia, de vida, de creación artificial, con una fe utópica en la tecnociencia.

Vale lo que vale el ser humano. Vale más que las utopías políticas del siglo XIX. Vale más que las religiones monoteístas, por eso afirman nuestra capacidad y responsabilidad humana en la edificación del futuro, al contrario de la alienación religiosa y la sumisión trágica y resignada a una cosmogonía pesimista. Pero se debe olvidar que la idea de progreso no significa nada en el campo del arte. Vale solamente, como voluntad, en el campo de la responsabilidad ética.

Esa flexibilidad digital entonces no es una libertad cínica de decir y crear cualquier cosa con audacia, sino de respetar nuevos valores laicos de responsabilidad social para contribuir a la edificación de un futuro hiperhumanismo.

2007-11-26

McLuhan, ultimo gran pensador de la edad del fuego


La Fundación Telefónica de Buenos Aires ha organizado en octubre un seminario con el tema : En la estela de McLuhan. Esa invitación apoyada por la Embajada de Canadá en Argentina, me ha dado la oportunidad de subrayar unas ideas polémicas enfrente de McLuhan, uno de mis maestros mas importantes y provocadores en los anos 1970, pero que se necesita reconsiderar hoy con el tiempo pasado y el espectáculo de la globalización. Me parece importante contestar la interpretación y admiración que tenemos por McLuhan. El fue un genio extraordinario en su tiempo, el ultimo gran pensador de la edad del fuego, pues el funda su teoría sobre el poder de la luz, aquella parece como la mas reciente etapa de la edad del fuego. Y por eso, el habla del masaje mecánico que procura el médium; el sugiere que la pantalla de la televisión bombarda el espectador con partículas eléctricas; el se interesa a la tipografía tradicional, como en su libro Counterblast, que tiene un olor de plomo fundido. Su famosa teoría de las medias calientes y frías se base sobre una metáfora térmica que tiene mucha ambigüedad, incertidumbre sino una falta de sentido. Me recuerdo que cuando enseñe McLuhan en la Sorbona es los anos 1970, yo tenía siempre dificultad para explicarlo.

En el ultimo capitulo de Understanding Media (1964), hablando de automación, McLuhan presenta cibernética como el mayor desarrolló de la electricidad. ¡No es! Sin duda, McLuhan nos ha preparado para entender la importancia de las tecnologías de comunicación,

pero no ha entendido que la información es algo totalmente diferente de la electricidad. Del fuego hacia lo digital No podemos extender la electricidad a la información.

Información es una nueva metáfora para una nueva cosmogonía.

Tenemos que analizar esa mutación antropológica para llegar a Understanding Information.

Entrar en la edad digital, en la sociedad de información, nos invita analizar la estructura

y la sensibilidad de la información digital. Podemos decir, en su estilo que el médium es la sensibilidad, pero es inaceptable hoy de decir siguiendo como el, que el médium es el contenido. No estamos mas en la metáfora de las termodinámica. Estamos manejando informaciones, entonces: contenidos de nuevo! y a acceso a esos contenidos. Si se desvalorizan los contenidos, vamos a entrar en una edad de emociones puros, de manipulación, de pensamiento mágico y perder nuestro espíritu crítico, lo que seria un nuevo oscurantismo. Contenidos requieren más esfuerzos que ¡un sencillo clic!

Seguimos entonces en la crisis del pensamiento lineal debida a la posmodernidad y al posracionalismo.

Además no hay una aldea global, como lo anuncio McLuhan. Al contrario, buscamos diversidad y pluralidad. Las vemos como valores de alto nivel. Nos protegen del totalitarismo, del imperialismo y universalismo, de la uniformización, del pensamiento único. Estamos siempre entre caos y cosmos, donde la creación ocurre. No hay más una interpretación del mundo única, evidente, global, coherente. Estamos con la necesidad de dar sentido al mundo nosotros mismos, de dar al mundo un sentido humano. La aldea global de McLuhan es un sueno de América del Norte que legitima hoy al neoliberalismo y al imperialismo americano. Es hoy un sueno de business man. En realidad hay dos polos: la unidad virtual del planeta y la diversidad real de las aldeas. Vivimos en un mundo fragmentado, de comunitarismos, de neotribalismo, de brecha digital. La información en los media también es fragmentada, como una multitud de cápsulas.

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2007-11-25

Venezia Digitale: un grand projet


Le Québécois Pierre Villeneuve a développé un grand projet destiné à faire revivre l’ancien arsenal de Venise à l’âge du numérique.
Au-delà des Giardini, où se tient toujours la célèbre Biennale de Venise en arts visuels, le vaporetto nous conduit jusqu’à l’extrémité de l’île, où se situe l’ancien arsenal. C’est là que furent construits les bateaux de la république de Venise, qui parcoururent et dominèrent si longtemps la Méditerranée. Ce sont des architectures splendides, bâties sur de larges colonnes qui s’élèvent du sol et hors de l’eau et d’arches de pierre le plus souvent en briques, couronnées de vastes toitures. Il en sortait un nouveau bateau chaque semaine à la grande époque. L’activité y est aujourd’hui fort réduite. Le territoire demeure sous contrôle militaire, mais on n’y voit plus que de rares ouvriers s’affairer sur des coques de métal de petits bateaux rouillés. Un sous-marin calé sur la rive, et qui semble abandonné là à des touristes absents, prend une allure surréaliste.

On s’étonne de découvrir ainsi à Venise, sur une île si exigue conquise sur l’eau, un territoire si vaste mais apparemment oublié du monde, sur un site tellement extraordinaire, si inspirant, de part et d’autre d’un grand basin où la lumière vénitienne le dispute à l’eau que tant de bateaux ont sillonné jadis.

Pierre Villeneuve a répondu à la demande de la municipalité de Venise et notamment de Roberto d’Agostino, en proposant d’y développer un centre de la nouvelle économie numérique, un hub méditerranéen où les navigations numériques prendront la relève des flottes vénitiennes. Et il a amorcé le projet en y convoquant une première rencontre internationale de spécialistes, à laquelle il m’a invité à participer.

Les Canadiens ont de bonnes chances de se positionner, en raison de la réputation nord-américaine dans ce domaine, et de la neutralité canadienne qui séduit mieux que la superpuissance américaine.

Ce pourrait être un «port numérique franc», défiscalisé, jouant sur la convergence des nouveaux médias. On y trouverait des chercheurs, des entrepreneurs, des financiers, mais aussi des artistes et des philosophes. Le lieu invite à innover dans la vision, dans les idées, dans la création de contenus, dans la qualité esthétique et du design (à l’italienne). Situé près des Giardini de la Biennale de Venise, le site pourrait accueillir une biennale numérique associée à la Biennale actuelle, et qui la renouvellerait avec un volet actuel et futuriste.

On y imagine un vaste écran web public international, une salle d’art numérique, des salles de congrès, des chercheurs, un centre universitaire et de formation et un media lab, une cité du commerce électronique, une autre des jeux vidéo, un centre de téléenseignement, un Observatoire du numérique, une cité de PME de services et de contenus numériques. Un vaporetto relira directement le site à l’aéroport de Venise.

Pour réussir, il faut donner au site une différence qui s’inspire de son contexte local et une légitimité, qui permettra d’assurer son futur. Le projet exige du leadership politique, qui pourra s’inspirer des exemples de l’Irlande, des Émirats arabes unis ou de la Cité du multimédia de Montréal.

Une chance à saisir, pour toute l’Italie et l’Europe, qui devrait prendre conscience de l’enjeu symbolique, politique et économique de ce projet, et y apporter un soutien spécifique.

Hervé Fischer