Discurso de Hervé Fischer en el marco de la apertura del congresso INFORMATICA 20013 en La Habana.
Señoras y señores:
Quisiera ante todo agradecer a los organizadores del congreso INFORMÁTICA
por su invitación para tomar la palabra delante de ustedes. Soy presidente de
la Federación internacional de multimedia, una ONG acreditada por las Naciones Unidas
con estatus consultativo para el Programa ECOSOC de desarrollo económico y
social. Contamos con miembros y actividades en los cinco continentes, que
incluyen América Latina, China y África.
En el marco del congreso INFORMÁTICA, quisiera subrayar la importancia de
las ciencias humanas y sobre todo de la importancia de una mejor comprensión
teórica del choque digital, a lo cual dedicaré dos conferencias dentro del
mismo. En ellas enfatizaré sobre algunos conceptos que considero claves para
entender nuestra época.
1.
Estamos
pasando de la era del fuego a la era
digital, o sea, de la era de la energía, que incluye el fuego, el viento,
el agua, la electricidad y la energía nuclear, a la era de la información.
Pasamos así del binomio energía-materia
a un nuevo paradigma epistemológico e instrumental, el de una
codificación binaria y de una programación algorítmica con las cuales
pretendemos reinterpretar el universo e instrumentarlo con una nueva potencia
humana superior a la de las leyes habituales de la naturaleza. El hombre ha
escogido marcar con su sello nuestra evolución y hablamos aquí de lo antropoceno. McLuhan fue
el último gran pensador de la era del fuego, de los medios de difusión
eléctricos; pero no podría ser el nuevo gurú de la era digital. La energía
destruye le información. Lo digital la crea y la difunde.
2.
Debemos
rendir homenaje a Darwin por haber afirmado, en contra de los creacionistas,
que el hombre no desciende del cielo mas de los árboles y por haber inventado
la ley de selección y de adaptación natural para explicar biológicamente
nuestra evolución. No obstante, esta ley no basta para explicar las sucesivas mutaciones
de la especie humana. Proponemos pues considerar la “teoría de la divergencia”. La especie humana evolucionó muy rápido,
menos por adaptación que por proyectos, rupturas y divergencias, incluso a
riesgo de su supervivencia. Esto se evidencia en la política, en el desarrollo
científico, en las artes. Estas divergencias, que aceleraron nuestra
evolución, siempre surgieron de creadores,
inventores, de líderes que primero fueron marginados, rebeldes, en ruptura con
las ideas comúnmente recibidas, pero que a la larga se impusieron ante la
mayoría.
3.
La invención de la informática constituye un singular ejemplo de esta
teoría de la divergencia, en etapas graduales. La invención de la escritura
ideográfica; más la ruptura con lo analógico, y la invención del alfabeto
fonético, de veinte a treinta símbolos abstractos, que propician una fuerte
combinación conceptual; más la invención por Gutenberg de los caracteres
móviles de impresión, que permitió la difusión progresiva en masas de los
libros y del pensamiento crítico individual; seguido de la reducción radical de
este alfabeto fonético a un código binario, que nos ofrece hoy en día la
convergencia universal en multimedia de todos los lenguajes – no sólo del
texto, sino de los sonidos, las imágenes, los movimientos: la imprenta del
siglo XXI. Debemos subrayar aquí que la digitalización constituye una ruptura
por difusión planetaria inmediata, la programación de los algoritmos, el
control de los hombres y de las ideas, para bien o para mal, con una potencia
tecno-científica, social y cultural con la cual ni siquiera nos atrevimos a
soñar, a no ser como cosa de magia. Pero es un error repetir, como
acostumbramos a hacerlo, que esto significa el fin de Gutenberg y el regreso a
una oralidad en multimedia, que podría también dar al traste con los esfuerzos
costosamente alcanzados por la razón conceptual y crítica, y el advenimiento de
un nuevo oscurantismo. El código binario es el desenlace genial del alfabeto
fonético de veintiséis signos, por su reducción a dos: on y off, 1 ó 2.
4.
La
divergencia más evidente del espíritu humano con respecto a la naturaleza es la invención de la ética. La teoría de
Darwin no sabría explicar el surgimiento de la ética. Por el contrario, según
Darwin, es la ley del más fuerte, la de la jungla, la que predomina en nuestra
evolución, mientras que la ética nos obliga a socorrer a los débiles, los
moribundos, a salvar a los enfermos, a ayudar a reproducirse artificialmente a
aquellos a quien la naturaleza no se los permite, a alargar la vida de aquellos
que ya no son productivos, a facilitar la vida de los minusválidos, a pesar del
alto costo social, cuando la selección natural darwiniana debería eliminarlos.
Mas hoy, gracias a las redes digitales de comunicación, sabemos cada vez más de
cómo los derechos universales del hombre son pisoteados en todo el mundo.
Sabemos que la humanidad es un escándalo permanente, intolerable: explotación,
violencia, injusticia, y genocidios. Son los hipervínculos digitales las que
refuerzan esta nueva exigencia de solidaridad humana y de indignación que
sentimos. Paradójicamente, es la trivial tecnología binaria de la informática
la que crea y refuerza esta exigencia ética planetaria que sentimos. Ciertamente,
estamos fascinados por las virtudes digitales de la “realidad aumentada”. Pero
el progreso humano es más incierto que el progreso tecnológico. Y lo que llamo entonces la “conciencia aumentada” es mucho más
importante y decisiva para nuestro futuro que la realidad aumentada. La
conciencia aumentada es el fundamento del hiperhumanismo que yo defiendo: hiper
por más hipervínculos y más humanismo. Y es en este sentido que yo hablo
entonces del digital alternativo, no el del comercio, de la especulación
financiera y de los video-juegos de los países ricos, pero el del progreso
humano para el desarrollo de los países del Sur: educación, prevención, salud,
comunicación, diversidad cultural e identitaria. Cuba ha establecido una fuerte
reputación internacional por su sistema de educación, de salud pública y su Universidad
de ciencias informáticas, e unas empresas pioneras como Citmatel. No podemos
seguir con el ultraliberalismo y su racionalidad mercantil y considerarlos como
en un nuevo paradigma de organización social
e internacional. Debemos restablecer la solidaridad de un hiperhumanismo
digital. Cuba puede convertirse en un líder del digital alternativo.
Gracias por su atención.
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