2014-02-13

Ciencias humanas y emergencia de la edad digital, Revista Lámpsakos, Colombia


Lámpsakos | N
o.
9 | pp. 9-10 | enero-junio | 2013 | ISSN: 2145-4086 | Medellín - Colombia

CIENCIAS HUMANAS Y EMERGENCIA DE LA EDAD DIGITAL
HUMAN SCIENCES AND EMERGENCY ON DIGITAL AGE


Hervé Fischer, Ph.D
Federación Internacional de las Asociaciones de Multimedia
Montréal, Canadá

Quiero subrayar la importancia de una mejor comprensión teórica del choque digital en el campo de las ciencias humanas, por lo tanto, deseo enfatizar sobre algunos conceptos que considero claves para entender nuestra época:

1. Estamos pasando de la era del fuego a la era digital, o sea, de la era de la energía, que incluye el fuego, el viento, el agua, la electricidad y la energía nuclear, a la era de la información. Pasamos así del binomio energía-materia a un nuevo paradigma epistemológico e instrumental, el de una codificación binaria y de una programación algorítmica con las cuales pretendemos reinterpretar el universo e instrumentarlo con una nueva potencia humana superior a la de las leyes habituales de la naturaleza. El hombre ha escogido marcar con su sello nuestra evolución y hablamos aquí de lo antropoceno. McLuhan fue el último gran pensador de la era del fuego, de los medios de difusión eléctricos; pero no podría ser el nuevo gurú de la era digital. La energía destruye la información. Lo digital la crea y la difunde.

2. Debemos rendir homenaje a Darwin por haber afirmado, en contra de los creacionistas, que
el hombre no desciende del cielo mas sí de los árboles y por haber inventado la ley de selección
y de adaptación natural para explicar biológicamente nuestra evolución. No obstante, esta ley no basta para explicar las sucesivas mutaciones de la especie humana. Proponemos pues considerar la “teoría de la divergencia”.
La especie humana evolucionó muy rápido, menos por adaptación que por proyectos, rupturas y divergencias, incluso a riesgo de su supervivencia. Esto se evidencia en la política, en el desarrollo científico, en las artes. Estas divergencias, que aceleraron nuestra evolución,
siempre surgieron de creadores, inventores, de líderes que primero fueron marginados,
rebeldes, en ruptura con las ideas comúnmente recibidas, pero que a la larga se impusieron ante la mayoría. La invención de la informática constituye un singular ejemplo de esta teoría de la divergencia, en etapas graduales: la invención de la escritura ideográfica; la ruptura con lo analógico y la invención del alfabeto fonético, de veinte a treinta símbolos abstractos, que propician una fuerte combinación conceptual; la invención por Gutenberg de los caracteres móviles de impresión, que permitió la difusión progresiva en masas de los libros y del pensamiento crítico individual; seguido de la reducción radical de este alfabeto fonético a un código binario, que nos ofrece hoy en día la convergencia universal en multimedia de todos los lenguajes —no sólo del texto, sino de los sonidos, las imágenes, los movimientos: la imprenta del siglo XXI. Debemos subrayar aquí que la digitalización constituye una ruptura por difusión
planetaria inmediata, la programación de los algoritmos, el control de los hombres y de las ideas, para bien o para mal, con una potencia tecno-científica, social y cultural con la cual ni siquiera nos atrevimos a soñar, a no ser como cosa de magia. Pero es un error repetir, como acostumbramos a hacerlo, que esto significa el fin de Gutenberg y el regreso a una oralidad
en multimedia, que podría también dar al traste con los esfuerzos costosamente alcanzados por la razón conceptual y crítica, y el consiguiente advenimiento de un nuevo oscurantismo.
El código binario es el desenlace genial del alfabeto fonético de veintiséis signos, por su reducción a dos: on y off, 1 ó 2.
La divergencia más evidente del espíritu humano con respecto a la naturaleza es la invención de la ética. La teoría de Darwin no sabría explicar el surgimiento de la ética. Por el contrario, según Darwin, es la ley del más fuerte, la de la jungla, la que predomina en nuestra evolución, mientras que la ética nos obliga a socorrer a los débiles, a los moribundos, a salvar a los enfermos, a ayudar a reproducirse artificialmente a aquellos a quienes la naturaleza no se los permite, a alargar la vida de aquellos que ya no son productivos, a facilitar la vida de los minusválidos, a pesar del alto costo social, cuando la selección natural darwiniana debería eliminarlos. Mas hoy, gracias a las redes digitales de comunicación, sabemos cada vez más de cómo los derechos universales del hombre son pisoteados en todo el mundo. Sabemos que la humanidad es un escándalo permanente, intolerable: explotación, violencia, injusticia, y genocidios. Son los hipervínculos digitales los que refuerzan esta nueva exigencia de solidaridad humana y de indignación que sentimos. Paradójicamente, es la trivial tecnología binaria de la informática la que crea y refuerza esta exigencia ética planetaria que sentimos. Ciertamente, estamos fascinados por las virtudes digitales de la “realidad aumentada”. Pero el progreso humano es más incierto que el progreso tecnológico.Y lo que llamo entonces la “conciencia aumentada”
es mucho más importante y decisiva para nuestro futuro que la realidad aumentada. La conciencia aumentada es el fundamento del hiperhumanismo que yo defiendo: hiper por más hipervínculos y más humanismo. Y es en este sentido que yo hablo entonces del digital alternativo, no el del comercio, de la especulación financiera y de los video-juegos de los países ricos, sino el del progreso humano para el desarrollo de los países del Sur: educación, prevención, salud, comunicación, diversidad cultural e identitaria.



Aucun commentaire: