Por cierto no hay que confundir progreso con desarrollo. En el caso de las tecnologías digitales, el progreso es cierto, ¿pero conllevará automáticamente a un desarrollo humano? No es una certitud. En un primer momento se constata ciertamente que la fractura digital aún concierne, a pesar de lo que se diga, al 85% de la población mundial y contribuye ampliamente a fortalecer el poder de los países desarrollados del Norte sobre las sociedades desposeídas del Sur. Pero en relación con el futuro, ¿será acaso una fatalidad? Por supuesto que no. Desde ya podemos observar que muchos organismos con fines humanitarios hacen uso de las tecnologías digitales como una poderosa herramienta de desarrollo, ya sea para denunciar las violaciones de los Derechos Humanos, consolidar las micro iniciativas económicas, o para la prevención y la educación. La digitalización ayuda también a las agrupaciones locales para comunicarse a través de internet cuando las infraestructuras de transporte son deficientes. He podido comprobar personalmente en África, en particular en Ruanda, en el caso de las redes femeninas, que intercambian de esta manera las informaciones y coordinan sus acciones en favor de las familias víctimas del genocidio.
Acabo de participar en Cuba, en la pequeña ciudad periférica de Gibara, en el Festival de Cine Pobre, iniciado por el conocido realizador Humberto Solás, quien reúne a los productores y a los realizadores del cine de ficción, documentales y social de numerosos países, especialmente América Latina, que sólo disponen de presupuestos reducidos pero son capaces, gracias a la digitalización, de producir y de difundir. Allí me encontré también a representantes de los pueblos indígenas de Bolivia, Perú y Brasil, que ponen en manos de los grupos autóctonas las cámaras digitales para promover sus propias culturas. Incluso con recursos financieros mínimos, estas iniciativas permiten crear y hacer circular documentales de calidad. Es la virtud del cine digital. Sabemos que en África existen gestiones similares, realizadas especialmente con camionetas equipadas por el CNA (siglas en francés) el Cine Digital Ambulante. De igual manera, desde el 2004,
Pero más allá de las gestiones simbólicas, gracias a internet, redes digitales de solidaridad se constituyen entre los organismos humanitarios, los grupos minoritarios , los autóctonos canadienses, chilenos, norteamericanos, etc. Modestamente, pero de manera evidente, los accesos a internet se multiplican en las zonas alejadas, en los poblados de adobe. Los animadores sociales, los maestros, los auxiliares médicos pueden presentar en pantallas de fortuna, los documentales en DVD que los ayudan a trabajar en la prevención y en la educación. Con las imágenes de video, pueden sobrepasar el obstáculo del analfabetismo. Además los grupos más activos establecen a través de internet intercambios regulares entre sí. De esta manera , Ivan Sanjinés, director boliviano del CEFREC, el Centro de Formación y Realización Cinematográfica, trabaja con
El digital "libertador"
Asistimos pues a las primeras iniciativas de una revolución político digital, que va a democratizar la información en general y permitir en particular a los grupos sociales minoritarios y periféricos que tomen la palabra en su nombre propio y que asuman su desarrollo en una dinámica de alternativa autónoma. Así, en Guatemala, Rigoberta Menchu, Premio Nobel de
Hervé Fischer
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